Laberintos

    Del latín labyrinthus, y este del griego λαβύρινθος, leemos en el diccionario de la Real Academia Española, que el laberinto es un lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida. Es decir, una cosa confusa y enredada. Además de una composición poética hecha de manera que los versos puedan leerse al derecho y al revés y de otras maneras sin que dejen de formar cadencia y sentido, el laberinto es en la anatomía un parte del oído interno.

    Según la Wikipedia los laberinto s se clasifican básicamente en dos grandes grupos "según la relación que existe con el centro y la salida del mismo". El primer grupo de estos laberintos es el laberinto clásico o laberinto univiario: es el que nos hace recorrer, al ingresar en él, todo el espacio para llegar al centro mediante una única vía, camino o sendero; es decir, no nos ofrece la posibilidad de tomar caminos alternativos, no hay bifurcaciones, sino que hay una sola puerta de salida, que es la misma por la que se entra al laberinto. Por el hecho de tener un solo camino o sendero que seguir a medida que avanzamos dentro de él, no nos podemos perder en su interior.

    El segundo grupo de laberintos son los laberintos de mazes (perdederos, laberinto de caminos alternativos) en donde al recorrer el interior del laberinto seguiremos un camino correcto o uno incorrecto, que nos llevará o no a la salida del mismo. Los mazes se comenzaron a utilizar en los jardines de setos en la Inglaterra del siglo XII, ya que eran el lugar propicio para una cita amorosa; luego de allí se extendieron progresivamente por toda Europa, especialmente en Francia e Italia.


    Por otro lado, cada uno de estos dos grandes grupos se dividen a su vez en subcategorías, atendiendo a "la forma en que fue construido el laberinto": el laberinto clásico o cretense, es un laberinto univiario de forma ovoidal y de diseño muy sencillo. El laberinto romano, también univiario, que en un principio era de forma cuadrada, dividido en cuatro cuadrantes alrededor del centro; más tarde, estaba formado de círculos concéntricos, con la misma subdivisión de cuadrantes o zonas enmarcando el centro del laberinto.

    El laberinto barroco, del tipo maze que tiene varias "vías muertas" o "caminos sin salida", además de poseer una sola vía correcta para salir de él. El laberinto manierista con estructura arboréa, es decir, al final de un corredor encontraremos una bifurcación en Y. El laberinto rizoma de ramificaciones infinitas. Los laberintos medievales son univiarios típicos de los usados en la decoración del suelo de las catedrales. Tienen un diseño complejo. Los laberintos modernos en donde todos los corredores que lo conforman se interconectan entre sí y no posee caminos o senderos de "circuito cerrado", es decir, aquel corredor que llega de nuevo al mismo punto de partida.

    Desde Nómada s te invitamos a que entres en esta diversidad de formas y maneras de estar en el mundo: abre la puerta, entra en el laberinto y déjate sorprender ¡que te diviertas!


Laberinto 1: abre la puerta

nomadas.webnode.es/laberintos/laberinto-1/      Cuenta Jorge Luis Borges en "Los dos reyes y los dos laberintos" sobre la rivalidad y la competencia por el poder. El Aleph (1949) ¡Abre la pue rta!


Laberinto 2: abre la puerta

    Abrir...cerrar...abrir...cerrar...¡Abre la puerta!


Laberinto 3: abre la puerta

 

 


Laberinto 4: abre la puerta

 


Laberinto 5

La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. ¡Abre la puerta y escucha!